El artículo trata de
analizar algunas relaciones que vinculan la educación con el cambio,
concretamente se estudian estas dos; la educación como sujeto de cambio y la
educación como agente de cambio.
En el primer caso lo que se quiere
saber es si la educación debe cambiar y como para adaptarse a las exigencias de
una sociedad. En cambio, debe permanecer inalterable en sus principios a través
del tiempo.
En el segundo lo que
interesa conocer es si la educación es capaz de cambiar la conducta y el
rendimiento de los estudiantes.
Este artículo trata de dar
respuesta a estos dos interrogantes.
Centrándonos en el punto que
encontramos sobre el respeto a la diversidad, no es necesario separar a los
alumnos por el hecho de ser diferentes. La diversidad pasa de ser un enemigo a
convertirse en un ingrediente de la calidad educativa.
Hoy se piensa que todos
somos diferentes y que todos somos educables. Las últimas investigaciones
científicas han descubierto la existencia de esas diferencias, han iluminado el
significado de las mismas en el campo educativo y han puesto de relieve las
consecuencias de olvidar irresponsablemente este hecho. Concretamente en estas
investigaciones se han destacado dos principios psicológicos:
En el primero vemos que a la
hora de aprobar todos son diferentes y únicos. El segundo dice que estas
diferencias no afectan solo a las estructuras mentales, si no que afecta sobre
todo a las estructuras emocionales.
Si cada alumno es diferente
tanto en su capacidad intelectual y en sus sentimientos, estilos y ritmos de
aprendizaje, el profesor no puede atenderlos como si fueran homogéneos y semejantes. Esto plantea
problemas tanto en la enseñanza como en la evaluación, ya que siempre se
castiga a una parte de los alumnos.
Por otra parte las
diferencias culturales han provocado un problema difícil de resolver que puede
convertirse en el desafío educativo de los educadores en los próximos años.
BeltrÁn Llera, J.A (2013).
La educación como cambio. Revista
española de Pedagogía.